sábado, marzo 10, 2007

EL EFECTO INVERNADERO

Hasta hace unos 20-30 años las grandes empresas del tabaco subvencionaban estudios que ponían en dudad la relación entre el consumo de cigarrillos y el cáncer de pulmón. Cuando ya hoy día la evidencia es incuestionable y hay millones de personas enganchadas al hábito, estas mismas empresas apelan a la libertad individual para continuar con su consumo. Con respecto al cambio climático, se repiten los esquemas. Ya hace 20 años el prestigioso científico Hansen, propuso iniciar medidas para evitar el cambio climático. La comunidad internacional hizo oídos sordos a esta denuncia. En 1995, los servicios públicos de Minnesota denunciaron que la industria del carbón había pagado más de 800 millones de euros a cuatro científicos que ponían en duda la relación entre las empresas que los patrocinaban y el calentamiento global. Igualmente se ha puesto de manifiesto que la Exxon Mobil ha gastado más de 100 millones de euros en una campaña mediática para rebatir estos planteamientos
Cada vez con más frecuencia tenemos noticias de desastres climáticos, que tienen un efecto devastador sobre el hombre. Once de los últimos doce años han sido los más calurosos desde que se iniciaron las mediciones, en 1850. De hecho, las previsiones dicen que éste será el año más caluroso desde el siglo XVII. En Centroeuropa se desencadenan temporales que provocan decenas de muertos. Mientras tanto, los naranjos florecen en enero, los pájaros desorientados, adelantan su puesta y la ropa de abrigo se utiliza unos pocos días al año.
Puede culparse a la mala suerte, a un castigo divino o a las variaciones climatológicas que han ocurrido desde siempre; pero lo cierto es que a medida que la atmósfera se calienta, genera sequías más prolongadas, lluvias más intensas, olas de calor más frecuentes y tormentas más rigurosas.
Para intentar detener este suicidio colectivo al que se dirige la humanidad, es preciso reducir un 70% el consumo de carbón y petróleo. Ya sabemos que es muy complicado puesto que el uso de combustibles de origen fósil genera el 80% de la energía, pero las ¾ partes del consumo la realiza ¼ de la humanidad
La comisión Europea ha propuesto reducir al menos un 20% las emisiones causantes del efecto invernadero para 2020, sustituyéndola por energías renovables, aunque las cifras definitivas están pendientes del esfuerzo a realizar por cada país. A España le queda por delante una ingente tarea. En efecto, mientras la mitad del país se desertiza, en la otra mitad se construyen decenas de campos de golf, cada uno de los cuales consume el agua equivalente a una población de 20000 habitantes. Estamos a la cola en reciclaje y reutilización. En los cultivos de fresas, pimientos, tomates y flores se utiliza de forma masiva el bromuro de metilo, un potente plaguicida, pero muy perjudicial para la capa de ozono. En definitiva España es el país de Europa que menos cumple las reglas pactadas en Kyoto.
Con todo esto por delante, la energía nuclear se encuentra de nuevo en el centro del debate en muchos países europeos. Hasta el punto que en Finlandia se ha puesto en marcha la primera planta en Europa en décadas. Por el contrario Greenpeace asegura que las energías renovables podrían abastecer más de 56 veces la demanda eléctrica de España en el 2050 de invertir en ellas lo suficiente. De acuerdo, pero ¿y hasta el 2050?
Tal vez hasta que hagamos los deberes deberíamos considerar la energía nuclear como un mal menor.

Que sean felices y la fuerza les acompañe