domingo, julio 02, 2006

EL COSTO DE LA SANIDAD

El Ministerio de Sanidad y Consumo acaba de publicar que a día de hoy, hay unas 400.000 personas en lista de espera para una intervención quirúrgica, con una demora media de 83 días. A pesar de que realizan más cirugías, con mayor eficacia y eficiencia, con menor morbilidad y con menos tiempo de ingreso hospitalario, las listas de espera no solo no han disminuido, sino que por el contrario, no paran de crecer.
España tiene, como ya hemos desgranado en anteriores comentarios una de las mejores, si no la mejor sanidad gratuita y universal de todo el mundo. Y ello, a pesar de destinar un 1% del PIB por debajo de la media europea. Por tanto, tenemos una sanidad puntera, con una cartera de servicios gratuitos impresionante, con hospitales y centros de salud distribuidos prácticamente por cada barrio de este país, pero dedicándole menos recursos que los países de nuestro entorno. ¿Cómo puede explicarse esto? Muy fácil, el personal sanitario tiene unos salarios bajos, cobrando muy por debajo de su categoría profesional y cualificación.
Todos los responsables sanitarios piden más y más dinero para atender a una población cada vez más envejecida, para contratar más médicos y adquirir medios sofisticados de diagnóstico y tratamiento. Esta filosofía es la misma que la de crear más y más carreteras ante la proliferación de atascos. A mayor número de carreteras, los atascos disminuyen por poco tiempo, ya que a mayor facilidad para conducir, habrá mayor número de coches. El axioma “a mayor número de carreteras, mayor número de coches”, puede transvasarse con alguna salvedad a la sanidad. No van a existir menos enfermedades porque haya más medios diagnósticos y terapéuticos, sino posiblemente ocurrirá lo contrario. A mayor inversión, mayor número de pacientes, mayores listas de espera y petición de mayor inversión. Este es justamente el círculo vicioso en el que nos movemos en este momento en las sociedades civilizadas.
El enfoque del problema debe cambiar completamente. La solución está en la prevención, en la educación para la salud, en el fomento del ejercicio diario, en una dieta pobre en grasas y rica en frutas y verduras, etc. El 80% de las enfermedades se adquieren por nuestros hábitos de vida, nuestro hábitat o nuestra alimentación. Dicho de otra manera, solo el 20% de las enfermedades son inevitables y a ellas deberíamos dedicar nuestros recursos terapéuticos. El resto sería prevención, prevención y prevención. Los políticos pasan un examen en las urnas cada 4 años y necesitan presentar resultados a sus electores. La prevención solo obtiene resultados a muy largo plazo. Un niño que aprenda buenos hábitos de vida, que aprecie las ventajas de la comida mediterránea y haga ejercicio diario, cuando sea un adulto no tendrá hipertensión, diabetes, obesidad, cardiopatía, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hepatopatía alcohólica, osteoporosis, etc. Ese día sobrarían muchas camas de hospital. Un programa generalizado de prevención tendría resultados espectaculares a los 30 años de ponerse en marcha. Buscamos políticos que quieran hacerlo.

Que sean felices y la fuerza les acompañe