domingo, julio 09, 2006

UN MÉDICO DE TRECE AÑOS

Un niño mexicano de 6 años, a punto de estudiar Medicina. El pequeño posee amplios conocimientos de esta disciplina e incluso ha impartido conferencias ante universitarios.
A partir de estos titulares de prensa, la noticia se extendía, explicando como la madre de Maximiliano, que así se llama el chaval, se quejaba de las trabas que encontraba en el camino para que su hijo pudiera entrar en la Facultad de Medicina.
Maximiliano tiene una memoria fotográfica que le permite memorizar textos con solo leerlos. Por eso, sus padres quieren que compagine sus estudios de primaria con los de medicina, para que pueda licenciarse a los trece años.
Y yo me pregunto: ¿Merece la pena que un niño de seis años pierda su infancia para hacerse médico en plena adolescencia? Cuando hable de su infancia, ¿recordará su colegio, sus amigos, el partido de fútbol, la merienda con los abuelos o se acordará del catedrático de Patología General que le examinó cuando cumplió diez años?
Pero me queda otra duda. Cuando termine los estudios de medicina a los trece años, ¿Qué hará Maximiliano? Puede hacer una especialidad, o trabajar en un centro de salud o dedicarse a la enseñanza. También podría poner una consulta privada, donde posiblemente tendría muchos ingresos. Acudirían curiosos, periodistas, e incluso puede que algún paciente, pero todos, por supuesto, pasando por caja.
Tendríamos un niño, sin responsabilidad legal de sus actos, tomando decisiones de adulto, por lo que la salud de los pacientes estaría en sus manos. La responsabilidad civil subsidiaria, dependería por tanto de sus padres.
Por último, otra reflexión. Por supuesto que los médicos tienen que estudiar mucho y estar permanentemente al día, pero solo con eso no se consigue ser un buen médico. También hay que conectar con el enfermo y con su familia, tener empatía y apoyarlo anímicamente. Un niño de seis años está comenzando a conocer el mundo, va experimentando nuevas sensaciones: dolor, alegría, tristeza, impotencia, rabia, pena, hambre, frío. Debemos dejar que se haga un hombre, que se conozca a si mismo para después poder conocer la naturaleza humana. Solo entonces, estudiando mucho, Maximiliano podrá ser un buen médico

Que sean felices y la fuerza les acompañe