martes, julio 25, 2006

EL CANON SOBRE LOS CDs y DVDs


El día 29 de julio de 2006 entra en vigor la Ley de la Propiedad Intelectual, por la que deberemos pagar un canon prácticamente por todo con lo que se pueda grabar/guardar un archivo (cámara de fotos, grabador de DVD, CD, DVD, discos duros, MP3, etc.).
Me gusta la música, el cine, la informática, la filatelia y en general, lo colecciono todo. Hasta ahora, he comprado música original para después confeccionar mis propios CDs, en función de la ocasión o de mi estado de ánimo. Con esta ley pagaré dos veces, una por el original y después por la copia para mi propio uso.
En mi trabajo utilizo a diario CDs para grabar mis propios artículos, mis libros, o para repartir material docente entre mis alumnos. Con esta nueva ley, deberé pagar a la Sociedad General de Autores (SGAE) por mi propio trabajo intelectual. Este dinero no irá a las arcas del Estado, sino que lo gestionará a su libre albedrío una entidad privada, para repartirlo con criterios para mí desconocidos. ¿Me enviarán mis derechos cuando grabe en el CD las fotografías de las vacaciones?
Ya hay asociaciones que se han movilizado para denunciar este abuso. Yo, en cambio, he decidido dejar de comprar películas y música “pata negra”. Si estoy pagando un canon por copiar cualquier cosa, me están “autorizando” a copiar cualquier cosa en el CD.
El canon me ha convertido en insumiso ¡Viva la insumisión!

Que sean felices y la fuerza les acompañe

domingo, julio 09, 2006

UN MÉDICO DE TRECE AÑOS

Un niño mexicano de 6 años, a punto de estudiar Medicina. El pequeño posee amplios conocimientos de esta disciplina e incluso ha impartido conferencias ante universitarios.
A partir de estos titulares de prensa, la noticia se extendía, explicando como la madre de Maximiliano, que así se llama el chaval, se quejaba de las trabas que encontraba en el camino para que su hijo pudiera entrar en la Facultad de Medicina.
Maximiliano tiene una memoria fotográfica que le permite memorizar textos con solo leerlos. Por eso, sus padres quieren que compagine sus estudios de primaria con los de medicina, para que pueda licenciarse a los trece años.
Y yo me pregunto: ¿Merece la pena que un niño de seis años pierda su infancia para hacerse médico en plena adolescencia? Cuando hable de su infancia, ¿recordará su colegio, sus amigos, el partido de fútbol, la merienda con los abuelos o se acordará del catedrático de Patología General que le examinó cuando cumplió diez años?
Pero me queda otra duda. Cuando termine los estudios de medicina a los trece años, ¿Qué hará Maximiliano? Puede hacer una especialidad, o trabajar en un centro de salud o dedicarse a la enseñanza. También podría poner una consulta privada, donde posiblemente tendría muchos ingresos. Acudirían curiosos, periodistas, e incluso puede que algún paciente, pero todos, por supuesto, pasando por caja.
Tendríamos un niño, sin responsabilidad legal de sus actos, tomando decisiones de adulto, por lo que la salud de los pacientes estaría en sus manos. La responsabilidad civil subsidiaria, dependería por tanto de sus padres.
Por último, otra reflexión. Por supuesto que los médicos tienen que estudiar mucho y estar permanentemente al día, pero solo con eso no se consigue ser un buen médico. También hay que conectar con el enfermo y con su familia, tener empatía y apoyarlo anímicamente. Un niño de seis años está comenzando a conocer el mundo, va experimentando nuevas sensaciones: dolor, alegría, tristeza, impotencia, rabia, pena, hambre, frío. Debemos dejar que se haga un hombre, que se conozca a si mismo para después poder conocer la naturaleza humana. Solo entonces, estudiando mucho, Maximiliano podrá ser un buen médico

Que sean felices y la fuerza les acompañe

domingo, julio 02, 2006

EL COSTO DE LA SANIDAD

El Ministerio de Sanidad y Consumo acaba de publicar que a día de hoy, hay unas 400.000 personas en lista de espera para una intervención quirúrgica, con una demora media de 83 días. A pesar de que realizan más cirugías, con mayor eficacia y eficiencia, con menor morbilidad y con menos tiempo de ingreso hospitalario, las listas de espera no solo no han disminuido, sino que por el contrario, no paran de crecer.
España tiene, como ya hemos desgranado en anteriores comentarios una de las mejores, si no la mejor sanidad gratuita y universal de todo el mundo. Y ello, a pesar de destinar un 1% del PIB por debajo de la media europea. Por tanto, tenemos una sanidad puntera, con una cartera de servicios gratuitos impresionante, con hospitales y centros de salud distribuidos prácticamente por cada barrio de este país, pero dedicándole menos recursos que los países de nuestro entorno. ¿Cómo puede explicarse esto? Muy fácil, el personal sanitario tiene unos salarios bajos, cobrando muy por debajo de su categoría profesional y cualificación.
Todos los responsables sanitarios piden más y más dinero para atender a una población cada vez más envejecida, para contratar más médicos y adquirir medios sofisticados de diagnóstico y tratamiento. Esta filosofía es la misma que la de crear más y más carreteras ante la proliferación de atascos. A mayor número de carreteras, los atascos disminuyen por poco tiempo, ya que a mayor facilidad para conducir, habrá mayor número de coches. El axioma “a mayor número de carreteras, mayor número de coches”, puede transvasarse con alguna salvedad a la sanidad. No van a existir menos enfermedades porque haya más medios diagnósticos y terapéuticos, sino posiblemente ocurrirá lo contrario. A mayor inversión, mayor número de pacientes, mayores listas de espera y petición de mayor inversión. Este es justamente el círculo vicioso en el que nos movemos en este momento en las sociedades civilizadas.
El enfoque del problema debe cambiar completamente. La solución está en la prevención, en la educación para la salud, en el fomento del ejercicio diario, en una dieta pobre en grasas y rica en frutas y verduras, etc. El 80% de las enfermedades se adquieren por nuestros hábitos de vida, nuestro hábitat o nuestra alimentación. Dicho de otra manera, solo el 20% de las enfermedades son inevitables y a ellas deberíamos dedicar nuestros recursos terapéuticos. El resto sería prevención, prevención y prevención. Los políticos pasan un examen en las urnas cada 4 años y necesitan presentar resultados a sus electores. La prevención solo obtiene resultados a muy largo plazo. Un niño que aprenda buenos hábitos de vida, que aprecie las ventajas de la comida mediterránea y haga ejercicio diario, cuando sea un adulto no tendrá hipertensión, diabetes, obesidad, cardiopatía, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hepatopatía alcohólica, osteoporosis, etc. Ese día sobrarían muchas camas de hospital. Un programa generalizado de prevención tendría resultados espectaculares a los 30 años de ponerse en marcha. Buscamos políticos que quieran hacerlo.

Que sean felices y la fuerza les acompañe